El primer dibujo es un lirio,
homenaje a los Hombres que cantan nanas al amanecer y comen cebolla de Sara
Herrera Peralta: la mujer protagonista (que también es escritora, la nigeriana
Chimamanda Ngozi) vomita lirios al igual que la andaluza los vomita en uno de
sus poemas. Y con los lirios y la tinta china empiezo a tejer, como Louise
Bourgeois, en blancos y amarillos, una trama que cubre la cabeza de la
nigeriana. Las alusiones a la tierra y a la vida del Cuaderno de campo de María
Sánchez dibujan esa cabeza de vaca que asoma por la izquierda (pero podrían
haber dibujado espigas, placentas de vaca o pájaros). Las manos arrugadas de
debajo del animal nos llevan hasta el trabajo de Sofía Castañón son las manos
de su abuela. Las manos de bebé son las de Luna Miguel, que se han frotado
fuerte con agua después de masturbarse. El cuervo sale volando de un poema de
Elena Medel. Un gorrión lo hace de uno de Emily Dickinson. Leemos a mujeres y nos
encontramos con piedras (Luci Romero), almejas (Anne Sexton), gárgolas (Míriam
Cano), orquídeas (Rossetti) o casas vacías y silenciosas (Anna Ajmatova). Hay
mujeres que mientras escriben sienten que son un volcán (Estel Solé), y otras
que, como los tulipanes, se adaptan como mejor pueden a los acontecimientos que
les depara la vida (María Leach). Gabriela Mistral canta a los montes y los
ríos de Chile, y Violeta Parra lo hace a la vida y a todo lo que esta le ha
dado. Faltan muchas. Pero con su trabajo dan voz a todas.
Así lo explica
Paula Bonet, la autora del cartel
anunciador de la 77 edición de la Feria del Libro de Madrid, que se celebrará en el Retiro desde el 25 de mayo al
10 de junio, en la presentación que ha tenido lugar en la Casa de la Panadería
de la Plaza Mayor, donde además ha estado el director de la Feria, Manuel Gil, que ha recalcado que el citado cartel : “Es un homenaje a las mujeres escritoras, y
por añadidura lectoras, que sintoniza perfectamente con la propia identidad de
la Feria y que constituye un objeto artístico de extraordinario valor”…
Es una
ilustración realizada en aguafuerte, una técnica que requiere tiempo y paciencia
para “huir de la inmediatez a la que
estamos obligados actualmente”, según su autora.
PAULA BONET Y MANUEL GIL |
Paula Bonet ha comentado que: “Hay muchas mujeres que en el que momento en
el que se imprimen los libros de texto son borradas. Intento con este cartel
hablar de cómo la mujer debe dejar de ser objeto, tiene que empezar a narrarse
y para ser sujeto. No sólo lo masculino es universal, sino que lo femenino es
también universal”
Con esta
artista gráfica, nacida en Villareal, hemos mantenido una breve conversación,
tras el acto de presentación…
¿Fue ese cartel tu primera idea?
No, aunque de hecho la primera idea sí
que contemplaba esta trama, el tejer, algo que, aparentemente, en un primer
momento fuera abstracto, pero que cuando capta la atención del espectador, éste
empieza a ver que no hay abstracción, sino que es un conjunto de imágenes que
hacen referencia a textos. Pero para la primera idea empecé a buscar referentes,
primero con los míos propios, intentando contener una novela que me hubiera
gustado mucho en una imagen, y una vez
con mi listado de novelas contenido y resumidos en imágenes, pedí a gente de mi
entorno que me resumieran la suya en una imagen, y lo que me encontré fue que
el grueso de aquel listado era firmado por hombres y entonces vi, lo que sucede
siempre, que nosotras no estamos representadas, que normalmente aparecemos en
la trama, narrada por un hombre, y el personaje principal suele ser un hombre
que necesita de nosotras, para enamorarse, para que lo cuide, para una relación
sexual, y luego, cuando el personaje principal es una mujer y el escritor es un
hombre, estamos siendo narradas por un hombre, por eso quise darle la vuelta y
quise volver a un lugar en el que me encontré hace pocos años, lamentablemente,
me hubiera gustado haberlo hecho muchos años antes, en el que me di cuenta que
mis referentes, básicamente, eran hombres y, como es lógico, los sigo
respetando y valorando, pero quiero que se sumen a esos las voces de todos los
referentes femeninos que no han aparecido en los libros de texto del colegio,
ni del instituto, ni en los de la universidad…
La literatura femenina es la gran
desconocida.
Sí, y en todas las artes en general.
Hace poco estuve en Valencia en un programa de televisión que también tenía
perspectivas de género y me invitaron para que hablara de Manuela Ballester. Yo
con 36 años no sabía quién era, y fue una mujer que 70 años antes vivió en mi
barrio, era pintora, dibujante, grabadora, activista, publicó una revista
republicana y feminista, estudió en la misma escuela que yo, tenía el taller
donde lo tuve, y no sabía que esta mujer había existido. Después me enteré de
que la era la mujer de Josep Renau, un cartelista valenciano, y es que
normalmente, a la mujer se la llama por lo que tiene al lado, se las llama la
mujer de… como en este caso, a la actriz maravillosa se dice que la ha
descubierto el productor tal o el director cual, o a la atleta fantástica
porque la ha entrenado el entrenador… De aquí surge el giro en el cartel. Esta
necesidad de nombrarnos nosotras a nosotras.
¿Qué te hubiera gustado añadir al
cartel? ¿Qué le falta?
Es que sería un cartel interminable. Me
hubiera gustado contener a todas las mujeres autoras de la historia de la
humanidad, pero es imposible, primero porque son las grandes desconocidas a
pesar de creer que ahora tenemos conocimientos de muchas de ellas, seguramente
el conocimiento que tengo es algo irrisorio, el problema es de una magnitud
desproporcionada.
¿Y que supone para una autora como
eres tú hacer el cartel de la Feria del Libro?
Supone un gran honor, y estoy muy
agradecida de que hayan confiado en mi trabajo porque cuando me llegó la
propuesta me ilusioné muchísimo, me dio mucha alegría, me pareció un regalo
gigantesco, pero al mismo tiempo es una gran responsabilidad. Es un trabajo que
he abordado con muchísimo respeto.
¿Cuánto tiempo has tardado en
realizar este proyecto?
El cartel me lo encargaron antes del
verano… desde la primavera pasada, y desde entonces ha estado dando vueltas a la
idea, después cuando me puse con ello me pareció que era imposible y que mi
idea daría para un mural, para un formato mucho más grande, pero quise ser fiel
al impulso inicial y hasta que no conseguí la imagen que quería no paré.
¿Contenta con el resultado?
Sí, muy contenta.
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