viernes, 2 de diciembre de 2016

ADIOS AL PASAJE DE FUENCARRAL, 77



Adiós al pasaje de la calle Fuencarral 77…

Vista del pasaje desde la calle Fuencarral
Como era de esperar…

Vista desde la calle Fuencarral
Este pasaje estaba condenado desde hace mucho tiempo y, aunque la joyería Monge aguantaba, más pronto que tarde iba a echar el cierre definitivo…

Vista desde la calle Fuencarral
Monge se trasladó este verano pasado al número 141 de Fuencarral, entre las glorietas de Bilbao y Quevedo, y así se firmaba la sentencia de muerte del citado pasaje que comunicaba Fuencarral con la Corredera de San Pablo…

Vista desde Corredera de San Pablo
La actual propietaria del inmueble, GreenOak Real State, que se lo compró al Estado, como su nombre indica tiene carta blanca para hacer lo que le de la “real” gana con ese edificio…
Que dios nos coja confesados…


Vista del edificio desde Corredera de San Pablo
(En los años 2014 y 2015 sendas iniciativas artísticas (Espacio+Identidad y Cuerpo y Poder) sufragadas por la Embajada de Alemania le devolvieron a sus paredes color con obras de arte creadas para el evento, algunas aún conservadas, que desaparecerán con las obras para habilitar varios pisos en las plantas superiores del edificio y adaptar la galería comercial a los nuevos tiempos).

2 comentarios:

  1. Hola amigo, todo bien? Hace unos años comentaba tus blogs. Soy el madrileño que vive en Brasil.
    De nuevo en otro momento de nostalgia, como la primera vez que escribí aqui comentando el mítico Aviador, me ha dado por recordar el pasaje de Fuencarral, ya que de pequeño viví con mis abuelos en la Calle del Espíritu Santo. Recordar este pasaje es primeramente recordar a mis abuelos, el aroma dieciochesco de ese Madrid de finales de los 70, y como no el diseño peculiar del pasaje estilo Art Deco, sus altos techos, sus tiendas, y como de rápido lo cruzaba alertado por que realmente me sentia estremecido dentro de el. Recuerdo nitidamente oir a mis abuelos exclamar que había que atravesarlo antes de las 23 h porque si no cerraban y podria quedar atrapado.... Un gran acierto que lo recuerdes, como con el Aviador morimos un poco con este cierre, pero vivimos agradecidos por haberlos sentido en nuestro viaje. Abrazos

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  2. Ojalá pudiera saber si leerás mis palabras, Gustavo. Mi infancia también pasó por casa de mis abuelos en la calle de la Palma y recuerdo el pasaje incluso cuando tenía una fuente en la plazuela. Si pudiéramos contactar me encantaría.

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